Dear Forest Grove School District Families,
I write to provide an update on the situation that arose following a social media post made by a staff member at Neil Armstrong Middle School.
In response to this incident, we conducted a thorough investigation, carefully reviewing all available facts in light of district policies, the educator contract, and Oregon employment law. The process was carried out with consistency and the seriousness it required, and is now complete. Based on this investigation, we determined that our educator’s conduct did not merit termination of employment.
From the beginning, I have been clear: the Forest Grove School District does not condone violence of any kind, nor do we condone the celebration of violence. Our determination does not change this district position.
I want to acknowledge that several members of our community have expressed that this incident has shaken their trust in our schools. I hear and respect these concerns. As educators, we live in the balance between two important truths: that free speech is a cherished right, and that with our professional role comes a responsibility to exercise that right in ways that uphold the dignity of our position and the trust of our community. As educators, we must diligently work to maintain this trust.
I must also speak plainly on a related topic. While many shared their perspectives respectfully, too many in our community resorted to emails, telephone calls, and social media posts filled with personal insults, profanity, and threats directed at office staff, educators, support staff, and administrators. These actions are destructive and deeply harmful. No one deserves to be treated that way, and such actions do not reflect division—they create it.
We must confront a difficult truth: it is profoundly wrong for people to be killed because of their beliefs or ideologies. It is also wrong to use intimidation—whether physical, verbal, or social—as a means to impose conformity. This reality lies at the heart of the situation at our middle school and reflects deeper challenges in our civic life. We will not overcome these challenges by shouting past one another, trading threats or insults, or insisting on conformity, but rather by choosing dialogue, respect, and understanding instead.
As difficult as this situation has been, it also presents us with a powerful opportunity. This is a chance for us to come together and support a teachable moment for our students. At its heart, this moment is about upholding the First Amendment and practicing democracy in everyday life. We can show our children what it means to live in a community where disagreements—even passionate ones—are approached through respectful dialogue. When we encounter words and ideas we oppose or even find offensive, the answer is not threats or retribution, but rather respectful engagement and constructive civic action. Modeling these actions, we teach our students that democracy is sustained not by silence or conformity, but by the active practice of dialogue and, at times, respectful disagreement. In doing so, we also show how our diversity of perspectives makes our community richer and stronger.
Our focus remains where it must—on students. We are committed to ensuring that school days continue without interruption, filled with rigorous learning, meaningful social opportunities, and welcoming environments where every child feels they belong.
Thank you for your continued partnership in supporting our students, our schools, and our community.
With respect,
Dr. Suzanne West
Superintendent
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Estimadas familias del Distrito Escolar de Forest Grove:
Les escribo para informarles sobre la situación que surgió tras una publicación en redes sociales de un miembro del personal de la Escuela Intermedia Neil Armstrong.
En respuesta a este incidente, llevamos a cabo una investigación exhaustiva, revisando cuidadosamente todos los datos disponibles a la luz de las políticas del distrito, el contrato del educador y la legislación laboral de Oregón. El proceso se llevó a cabo con la constancia y la seriedad requeridas, y ya ha finalizado. Con base en esta investigación, determinamos que la conducta de nuestro educador no ameritaba el despido.
Desde el principio, he sido claro: el Distrito Escolar de Forest Grove no tolera ningún tipo de violencia ni la celebración de la violencia. Nuestra determinación no altera la postura del distrito.
Quiero reconocer que varios miembros de nuestra comunidad han expresado que este incidente ha socavado su confianza en nuestras escuelas. Escucho y respeto sus preocupaciones. Como educadores, vivimos en un equilibrio entre dos verdades importantes: que la libertad de expresión es un derecho preciado y que nuestra función profesional conlleva la responsabilidad de ejercerlo de manera que se preserve la dignidad de nuestra posición y la confianza de nuestra comunidad. Como educadores, debemos trabajar diligentemente para mantener esta confianza.
También debo hablar con franqueza sobre un tema relacionado. Si bien muchos compartieron sus perspectivas con respeto, muchos en nuestra comunidad recurrieron a correos electrónicos, llamadas telefónicas y publicaciones en redes sociales llenas de insultos personales, groserías y amenazas dirigidas al personal administrativo, educadores, personal de apoyo y administradores. Estas acciones son destructivas y profundamente dañinas. Nadie merece ser tratado de esa manera, y tales acciones no reflejan división, sino que la crean.
Debemos afrontar una dura verdad: es profundamente incorrecto que se mate a personas por sus creencias o ideologías. También es incorrecto utilizar la intimidación, ya sea física, verbal o social, como medio para imponer la conformidad. Esta realidad es la raíz de la situación en nuestra escuela secundaria y refleja desafíos más profundos en nuestra vida cívica. No superaremos estos desafíos gritándonos, intercambiando amenazas o insultos, ni insistiendo en la conformidad, sino optando por el diálogo, el respeto y la comprensión.
Aunque esta situación ha sido difícil, también nos presenta una gran oportunidad. Es una oportunidad para unirnos y promover un momento de aprendizaje para nuestros estudiantes. En esencia, este momento se trata de defender la Primera Enmienda y practicar la democracia en la vida cotidiana. Podemos mostrarles a nuestros hijos lo que significa vivir en una comunidad donde los desacuerdos, incluso los más apasionados, se abordan mediante un diálogo respetuoso. Cuando nos encontramos con palabras e ideas a las que nos oponemos o incluso las consideramos ofensivas, la respuesta no son amenazas ni represalias, sino participación respetuosa y acción cívica constructiva. Al modelar estas acciones, enseñamos a nuestros estudiantes que la democracia no se sustenta en el silencio ni la conformidad, sino en la práctica activa del diálogo y, en ocasiones, en el desacuerdo respetuoso. Al hacerlo, también mostramos cómo nuestra diversidad de perspectivas enriquece y fortalece a nuestra comunidad. Nuestro enfoque sigue siendo donde debe estar: en los estudiantes. Nos comprometemos a garantizar que las jornadas escolares continúen sin interrupciones, repletas de aprendizaje riguroso, oportunidades sociales significativas y entornos acogedores donde cada niño se sienta como en casa.
Gracias por su continua colaboración en el apoyo a nuestros estudiantes, nuestras escuelas y nuestra comunidad.
Con todo respeto,
Dra. Suzanne West
Superintendente